Continuando con las acciones de sensibilización y concienciación en relación a la prevención del consumo de drogas y dentro de una de las líneas prioritarias de intervención para esta edición que es la prevención selectiva e indicada para adolescentes y jóvenes, el jueves, 12 de marzo, estuvimos con los chicos y chicas de Formación Profesional Básica del I.E.S. Acebuche desarrollando un taller sobre potenciación de la personalidad y aprendizaje de trabajo en equipo.
Al inicio del taller, les hice la siguiente pregunta: ¿Estás satisfecho/a con tu vida?, y les pedía que quienes respondieran que NO se pusieran de pie. Sorprendentemente (la verdad, no me esperaba tal nivel de consenso ante esta pregunta) todos se levantaron (bueno, todos menos uno que confesó que estaba tan cansado que no le apetecía).
A todos los que estaban de pie les pregunté entonces: ¿Quieres mejorarla?, y les volví a pedir que, en esta ocasión, quienes respondieran que SÍ permanecieran de pie y el resto se sentase. En esta ocasión el consenso no fue igual pero sí que la gran mayoría permaneció de pie.
Conclusión: la mayoría de estos chicos y chicas no están satisfechos con sus vidas, la mayoría de ellos quiere mejorarla, pero casi ninguno de ellos hace algo diferente a lo que vienen haciendo para crear nuevas situaciones que les permita conseguir sus objetivos vitales.
Pero atención, más preguntas: ¿qué te gustaría que pasara dentro de tres o cuatro años en tu vida?, ¿cuáles son tus objetivos?... Respuestas: conseguir un trabajo, tener dinero, encontrar pareja… Y otra vez a la carga: ¿Qué trabajo?, ¿cuánto dinero?, ¿qué tipo de relación?... Silencio…
Está claro que podemos saber que algo anda mal en nuestras vidas, y que queramos mejorarla, pero si no sabemos a dónde queremos dirigirnos de manera concreta, clara y precisa, seguiremos igual de perdidos.
Éste era parte del contenido del taller, trabajar por un objetivo y rodearnos de las personas que necesitamos para conseguirlo: potenciar la personalidad y aprender a trabajar en equipo. El equipo a veces son los/as compañeros de clase, otras veces la pandilla y casi siempre la familia…
Aunque ahora me pregunto yo, ¿realmente las familias funcionamos como equipos eficientes?
Fue una experiencia, que duró alrededor de dos horas, la que seguidamente a esas preguntas y
reflexiones dio paso a una secuencia de dinámicas de juego en las que de manera participativa y experiencial se propusieron diferentes desafíos y retos al grupo para analizar su comportamiento, para identificar sus errores y para potenciar sus aciertos.
Una idea que se repitió en algunos de estos desafíos fue la afirmación por parte de algunos de: “somos unos inútiles, no somos capaces de hacerlo…”, “¿cómo que no sois capaces de hacerlo?, volved a intentarlo…” y al final, lo conseguían.
Es crucial no dejar que la gente se instale en la creencia de “no soy capaz” para justificar su inacción y provocar e insistir hasta que se consiga y así poder “disfrutar” de la victoria.
La satisfacción derivada de la percepción de mejorar y progresar es clave para la felicidad.
Un impacto más en sus vidas que junto al trabajo y compromiso del profesorado y a la labor continua de sus familias no debemos dejar de hacer si queremos que nuestros jóvenes tomen las riendas de su vida y acierten no sólo con los objetivos por los que quieran luchar, sino también por los caminos que tendrán que escoger.
Una experiencia muy agradable con un grupo de gente con potencial con los que hay que seguir trabajando en la autoconfianza, en la constancia y en la clarificación de objetivos.
Gracias chicos/as por la experiencia.
Por Juan Luis Hueso (@jlhueso)