Existe un debate público acerca de la legalización del
cannabis (marihuana, hachís, porros) debido a las evidencias científicas que últimamente
muestran los beneficios del principio activo de esta planta (THC) sobre algunas
enfermedades o síndromes.
A nadie se le escapa que el cannabis es una droga, y lo es
porque altera el comportamiento, su consumo continuado desencadena tolerancia,
puede llegar a producir dependencia y finalmente, si el consumo es prolongado
y la persona dependiente, su retirada
puede originar un síndrome de abstinencia.
Eso no quiere decir que todas aquellas personas que consuman
marihuana o hachís se conviertan en dependientes de esta sustancia, aunque sí
que, en función de su patrón de consumo, su comportamiento se verá alterado en
mayor o menor medida tras fumarse un porro.
Los beneficios terapéuticos de una droga o del principio
activo de un sustancia determinada no justifican, per se, su consumo
continuado. Y este es un argumento que muchos jóvenes (y no tan jóvenes) usan para
defender no sólo su consumo, sino además su legalización. Es evidente que el ácido acetilsalicílico (la aspirina de toda la vida) tiene beneficios sobre la salud
gracias a sus propiedades analgésicas, antipiréticas o antiagregantes
plaquetarias, sin embargo, a nadie se le ocurre tomarse cada día unas cuantas
aspirinas porque tenga esas propiedades.
Recientemente (10 de diciembre de 2013) se ha legalizado elcannabis a nivel estatal en Uruguay y este hecho ha dado lugar a que todos los
países hayan puesto su mirada en la nueva forma en que este país sudamericano
afronta la problemática del tráfico de drogas y
el consumo de estupefacientes. Legalizar no significa ofrecer “barra
libre” de hachís a todo el mundo y de cualquier manera. Legalizar, significa
controlar, regular y vigilar la forma en que se produce, vende y distribuye esta
sustancia.
La legalización es una alternativa para afrontar el consumo abusivo de esta
sustancia en aquellas personas que hacen un mal uso de la droga y seguramente
también permita incrementar los estudios médicos en relación a los beneficios
para la salud o la alternativa como medicamento para cierto tipo de patologías,
pero tiene una lectura peligrosa que puede llevar a promocionar la creencia de
que si es legal es buena, y si es buena, no hay problema en consumirla.
El alcohol o el tabaco son drogas legales y nadie duda de
sus efectos negativos sobre la salud cuando se abusa de ellas. El cannabis no
es diferente.
Como promotores de la salud, preocupados por el bienestar de
nuestros jóvenes, hemos de tener argumentos suficientes y basados en la
evidencia científica para poder contrarrestar esa creencia instalada en las
mentes de muchas personas de que el cannabis, por ser una droga con beneficios
terapéuticos, se puede consumir sin ningún tipo de riesgo, y eso, en absoluto
es cierto.
Desde Torredonjimeno ante las drogas no entramos en el
debate acerca de la legalización o no de esta sustancia, no es nuestra misión,
pero sí queremos ofrecer argumentos necesarios y suficientes para combatir el
consumo desproporcionado y con efectos adversos sobre la salud física y mental
de aquellas personas que no ven riesgos en tomarla.
Por Juan Luis Hueso (@jlhueso)
Por Juan Luis Hueso (@jlhueso)
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